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Proceso de creación del Archivo Musical

Diversificar el conocimiento músical que existió en Chile durante el siglo XIX motivó la sistematización de papeles y datos existentes en la Recoleta Dominica.

Para que estas fuentes pudieran constituirse en un archivo musical público se consideraron las necesidades de un usuario promedio. De este esfuerzo nació el Catálogo de Música y se realizaron los procesos de conservación.

La catalogación puso en tensión enfoques, técnicas, estrategias y prioridades provenientes tanto desde la bibliotecología como de la musicología.

Una idea central fue la flexibilidad y la consistencia de criterios. Para crear armonía entre estos dos aspectos, se optó por trabajar atentos a las peculiaridades de los diversos materiales.

Previamente, se definieron los elementos generales en los que esas particularidades podían ser nombradas.

En la Biblioteca Patrimonial aparecieron de modo permanente nuevos materiales que no se quiso excluir, pues habría significado someterlos a la invisibilidad. Ello obligó a cambiar las siglas y cifras de la catalogación.

En la conservación, se evaluó el estado del material para preservarlo en un nivel básico: carpetas y cajas.

La constatación de diversos elementos de deterioro como hongos, manchas, rajaduras y desprendimiento de pigmentos fue un factor más a considerar al visualizar cómo ello podría afectar las estrategias de conservación, por un lado, y de consulta y acceso, por otro.

Satisfacer las necesidades de usuarios que analizan y de especialistas que preservan, parecía ser un camino irreconciliable. Los musicólogos creen que futuros proyectos de digitalización podrían contribuir a salvar este enfrentamiento de objetivos.

Carpetas
Carpeta de conservación
Vespero con orchestra in partitura
Proceso de creación del Archivo
Fernanda Vera
Carpetas para la conservación preventiva