Cuando se habla de la muerte del libro, ante la proliferación de los e-books y la amenaza de la edición digital, creemos en la convivencia de diferentes soportes, contenidos, diseños, para el libro. Es acertado recordar que en la historia de nuestra cultura se han padecido muchas muertes: la de Dios, del arte, del sujeto. De hecho cada muerte, aunque no sea física, representa una transformación respecto de lo anterior, una nueva propuesta y aunque no necesariamente, no acaba con la vida de nada, ni de nadie. Esta exposición invita a repensar esta eterna posibilidad de transformación del libro y la lectura.